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Villa de Orgaz

TEXTOS SOBRE ORGAZ

Diccionario Enciclopédico de Toledo y su provincia. (1977)

Luis Moreno Nieto


 

ORGAZ.-Municipio y villa. Se levanta en una hondonada dividida por el arroyo Riansales; cabeza de Arciprestazgo; está situado al SE. de la capital de la provincia; su al­tura sobre el nivel del mar es de 750 metros. Extensión del término, 151,87 kilómetros. Población de hecho en 1970, 3.128 habitantes.

Los primitivos moradores de la antigua ciudad carpetana se dedicaron simultáneamente al manejo de las armas para, defen­der su territorio ante la invasión de los sol­dados de Roma, y al laboreo de las tierras para obtener por este medio los frutos indispensables con que atender a necesidades imprescindibles.

Aterrorizados sus habitantes por los rápidos prosélitos de la raza del Islam, emi­graron a otras comarcas en busca de seguridad para sus personas y al propio tiempo con el fin de poner a salvo sus capitales y alhajas, ya que no les era posible verificar lo propio con sus haciendas, habiendo que­ dado en la villa desmantelada y ruinosa, tan sólo unos mesoneros que proporcionaban al­bergue a los caminantes en una casa mal­trecha y raquítica, a la que dieron en denominar «Venta de Agar o Agaz», según la tradición. La animación y vida que durante el apogeo de los árabes obtuvo Orgaz, restau­rada por ellos, puede imaginarse, teniendo en cuenta que la habilitaron de una, gran torre en su centro (Alcazaba), murallas que ce­rraban su perímetro, a las que sucedieron las cercas de tierra puesta con rastrillos para la defensa de los asedios de cristianos, porches o soportales en la plaza (mercado), a imitación de Zaragoza, Granada y Toledo; extenso barrio del «Albaicín», cuyo nombre lleva hoy una calle del mismo, y, por últi­mo, instalaron en el núcleo de la villa nu­merosos telares, una de sus más predilectas industrias. Al variar de dominio el reino de Toledo pasó, como es consiguiente, Orgaz a formar parte del de Castilla, perteneciente a don Alfonso VI. El primer «Come» o Señor de la Villa de Orgaz, después de la reconquista de Toledo por el citado monarca, fué don Rodrígo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, primer alcaide de dicha ciudad y sus fortalezas. Obtuvo este honroso título el Cid al desposarse en Burgos con Jimena Gómez de Gormaz, natural de la villa de Orgaz e hija del conde de Gormaz, muerto por el mismo don Rodrigo para vengar ofensas in­feridas por aquél a su anciano padre, Diego Láinez.

Siendo necesario a Castilla el continuar las luchas contra los árabes, tanto para su tranquilidad cuanto por su engrandecimiento, el rey don Alfonso XI convocó en la ciudad de Burgos a los prelados y magnates del reino con el propósito de arbitrar recursos para proceder al sitio de Algeciras. El señor de Orgaz, puesto previamente de acuerdo con sus vasallos de esta villa, respondió al llamamiento del monarca, ar­mando 2.000 soldados, acto que estimó en mucho el rey don Alfonso. Para esta misma jornada dio a la Corte García del Castañar, el esposo de Blanca la Orgaceña, 100 infantes, harina, cebada, ganados y otros enseres. Tiempo después, cuando don Pedro I ocupó el trono de Castilla, donó el señorío de Orgaz, concediéndole la jurisdicción civil y criminal, a su servidor Martín Fer­nández.

Edificios notables y obras de arte.- El conde del Cedillo describe así en su “Catálogo Monumental”: «Iglesia parroquial: Hermoso edificio de sillería, en parte almohadillada, exornado con labores propias de la época en que se trazó. Debió tener planta de cruz latina, pero sólo se edificó el brazo largo, o cuerpo de la iglesia, quedando también por construir una de las torres, que iban a los pies. La imafronte o fachada del O. termina en frontón triangular superado por tres jarrones. La portada, a la que flanquean dos altas pilastras, es bastante recargada. De sus dos cuerpos el inferior. muestra un arco adintelado entre dos columnas dóricas, y el superior una hornacina vacía. Sobre la puerta hay un escudo con las armas de los dominios españoles. Decoran la alta torre de la izquierda, única existente, ventanas, arcos de medio punto, pilastras almohadilladas, balaustradas y pirámides. Interiormente atenúa mucho la grandeza del conjunto, no obstante su bien dispuesto de la ancha nave, la falta del crucero y de la capilla mayor. Un cuerpo de pilastras con su entablamento (no exentos de resabios de mal gusto), bóveda de cañón seguido, coro alto a los pies de la iglesia y siete capillas a los lados, con bóvedas por lo común análogas a la principal, que son cúpulas en las dos capillas inmediatas a la cabecera, forman lo más notable del recinto» . Arquitectura. Renacimiento. Arte barroco de última época. Siglo XVIII. Insuficiente el antiguo templo parroquial fue derribado y comenzóse en 1741 el moderno con licencia del infante cardenal Borbón (cuyo es el escudo nobiliario de la portada), nombrándose juez privativo de la obra al doctor don Andrés de Munárriz, canónigo y obrero mayor de la Iglesia de Toledo. (Libro I de cuentas de Fábrica del Archivo parroquial.) El edificio se construyó en parte a expensas del pueblo, y para proveer a los gastos de la obra hubo corrida de toros con caballeros en plaza en la principal de la villa. Se ha escrito que dirigió la obra el célebre arquitecto Churriguera.

Castillo: Fábrica de planta rectangular, obra de mampostería, e interiormente, en gran parte, de ladrillo. Modifican la forma paralelográmica de la planta, la cuadrilonga torre de 20,50 metros de altura, que avanza destacándose de la cortina del S. y el semicircular ábside de la que fue capilla.

Es de reparar lo estrecho de los espacios, o almenas, para mejor resguardo de los defensores. Las ventanas son en forma de arco rebajado. Al abrigo de la torre y a la izquierda de ella está la puerta de ingreso, de sillería: arco de medio punto de dos metros de luz, flanqueado por dos delgadas columnas y sobre él un escudo, cuyo blasón apenas se distingue ya, aunque parecen notarse las dos calderas de la familia Guzmán. Contrasta con la buena conservación del exterior la destrucción en el interior del edificio. Permanecen algunas robustas bóvedas de ladrillo, ora apuntadas, ora de cañón seguido, y también dos columnas salomónicas, de gótico corte y el arranque del arco muy rebajado que sobre ellas volteaba: restos estos últimos del patio del castillo. Arquitectura militar medioeval. Fines del siglo XIV o principios del XV. En la breve descripción geográfica que en la llamada Crónica del moro Rasis se hace de la región toledana, aparece mencionado «el castillo que llaman Orsa» (algún otro ha escrito Oria) y que -dice el comentarista de esta crónica, señor Gayangos- «parece ser Orgaz». Memoria sobre la autenticidad de la Crónica denominada del moro Rasis, incluida en el tomo VIII de Memorias de la Real Academia de la Historia. (Vid. pág. 5.) Si la presunción de aquel sabio escritor fuese cierta (y es por lo menos muy dudosa), ya en el siglo X en que debió de escribirse el original de Rasis, habría existido donde el actual prímitivo castillo de Orgaz. El que ahora vemos, situado al Oeste de la villa, es un bello ejemplar entre los de su clase, pero la torre resultó más baja de lo conveniente para la bondad de las proporciones. La portada de ingreso parece algo posterior al resto y ofrece semejanzas con la del castillo de Guadamur. Cedido Orgaz en 1344 con su jurisdicción civil y criminal por Pedro I a Su ayo Martín Fernández, alguno de sus inmediatos sucesores debió de labrar el castillo. En el siglo XVI entraron a poseerle los Pérez de Guzmán, condes de Orgaz, desde 1520 en que Carlos V concedió este título a don Alvaro Pérez de Guzmán, alguacil mayor de Sevilla, en atención a los relevantes servicios que le prestara. Afectos los orgaceños a la causa de las Comunidades, en fines de marzo de 1521 trabaron una pelea en el castillo con fuerzas imperiales muy superiores. (Moraleda. La Villa de Orgaz, ms. inédito en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Cap. II, página 25.) En el siglo XVIII ya el castillo se hallaba desmantelado.



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Fuente: MORENO NIETO, Luis: Diccionario Enciclopédico de Toledo y su provincia. – Toledo, 1977, pp. 282-284


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