Orígenes
de la Compañía de alabarderos de Orgaz
Es evidente que la Compañía de Alabarderos tuvo un origen militar, posiblemente ligado a los reclutamientos que se llevaban a cabo para que los mozos de los pueblos fueran a servir al rey, teniendo un especial significado el baile de la bandera como una muestra de su habilidad castrense. No tenemos constancia de cómo esta Soldadesca se forma en Orgaz y cómo se liga a la Hermandad de Ánimas y al culto del Cristo del Olvido.
Posiblemente, al retornar de prestar su servicio al rey, los soldados deciden agruparse en una formación similar a una compañía de alabarderos, poniéndose bajo la advocación del Cristo del Olvido, una de las imágenes más veneradas en la población; su misión era acompañar y dar escolta a su patrón, a semejanza de lo que hacían los alabarderos con los reyes, desde que el rey Fernando el Católico creara las primeras compañías de alabarderos en 1504 para su guardia personal.
De esta unión de Ánimas, Alabarderos y Cristo del Olvido tenemos algunos testimonios gráficos; así la bandera de la Compañía de alabarderos lleva en una de sus caras la imagen del Cristo del Olvido y en la otra tiene pintada una calavera y debajo de ella la leyenda "ÁNIMAS", y el Maestro de campo de la Compañía de alabarderos porta una medalla con estas leyendas en sendas caras: "Ánimas de la Villa de Orgaz. Maestro de campo. 1865" y "A la debocion del Smo. Cristo del Olbido" [Sic].
Isidoro Jiménez , que ha investigado el folklore orgaceño,
nos facilita interesantes informaciones sobre el nacimiento y
desarrollo de las alabardas en el texto que sigue.
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Aalabardas de Orgaz. Foto Ada Maess 2011 |
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“Hemos buscado datos en .el archivo parroquial sobre el
origen de esta soldadesca, que era también muy frecuente
en otros pueblos de la comarca. Los primeros libros que se conservan
de la misma están fechados en los comienzos del siglo XVIII;
concretamente en 1718.
Por aquella época los mandos se denominaban Maesse de Campo,
Capitán, Alférez, Sargentos y Cabos de Guardia.
La fiesta o soldadesca de Ánimas tenía lugar el
último día de la pascua de Pentecostés, es
decir, en primavera. En la fecha siguiente a esta celebración
se procedía al recuento del dinero recaudado en la subasta,
así como por los animeros o diablillos; nombre este que
se les daba por el atuendo que vestían.
En el año de 1731 fueron tres mil setecientos cincuenta
y cinco reales lo recaudado, lo que se dedicó a un reparto
de misas de a tres reales entre todos los sacerdotes que había
en el pueblo, como venía siendo costumbre. De ello se descontó
previamente el costo de los tambores que acompañaron a
la soldadesca (setecientos cincuenta y cinco reales) y el del
clarín (sesenta reales).
Tanto
el número de sargentos que participaban en la manifestación
religiosa-militar, como el de cabos de escuadra ascendía
a unos siete. A finales del XVIII observamos una representación
gremial en la soldadesca, participando en la misma cazadores,
labradores, pastores, podadores, arrieros, carpinteros, herreros,
carreteros y zapateros. A ellos se unirán más tarde
los albañiles.
No será hasta 1800 cuando se empiece hablar de escuadras,
distinguiéndose dos años más tarde entre
la de cabos y la de sargentos; también surgirá la
escuadra de oficiales. Por aquel entonces la bandera de Ánimas
era privativa de los gremios de labradores, arrieros y tratantes
de lana.
En 1814 se encargan veinte alabardas nuevas que costaron a razón
de veintiséis reales cada una, como consecuencia de haber
sido destrozadas las existentes por los franceses. Siete años
más tarde se amplían, mediante un decreto que aparece
en los libros de la Hermandad, los gremios que pueden disfrutar
los "oficios mayores" en la soldadesca, abarcando a
partir de entonces a labradores, pastores o ganaderos, podadores,
cavadores, cardadores o tejedores, y oficiales. Incluyéndose
en esta última denominación todo oficio menestral
“tanto liberal como mecánico sin excepción
más que aquéllos que son infames por si". Estos
seis gremios irán disfrutando en lo sucesivo y alternándose
los oficios de capitán y alférez.” (1)
La
Compañía de alabarderos de Orgaz, que en la actualidad
festeja y alegra las fiestas en honor al Cristo del Olvido, nacieron
ligadas a la Hermandad de las Ánimas, que celebraba sus
fiestas el último domingo de Pentecostés, quedando
como testimonio de estos orígenes la calavera que lleva
dibujada la bandera de los alabarderos.
La misma explicación
tiene la existencia de “los diablillos”, uno personajes
que recorren las calles de Orgaz pidiendo limosna para
las ánimas del purgatorio, el dia antes del comienzo de la Feria..
Video de Miguel Angel Villarubia Rodriguez de Segovia, 2018
En la décadas de los años 60 y 70 del siglo XX decayó el interés por las alabardas, sufriendo una profunda crisis la Compañía de Alabarderos, habiendo años en que sacaban las lalabrdas unos pocos niños y algún adulto. Ante tal situación, al comienzo de los años 70, por iniciativa del Manuel García-Calvo "Manolo Cañamón" y alguno más, se celebró en el Ayuntamiento una reunión de personas interesadas en las tradiciones de Orgaz en la que se tomaron iniciativas para revitalizar la Compañía de Alabarderos. Allí se decidió hacer 25 alabardas nuevas para entregarlas a nuevos alabarderos. Hizo estas alabardas el herrero Santiago Pina, y fueron adornadas por un grupo de mujeres en el local de "la dominical" .
En torno al año 1975 se crearon en la Compañía de Alabarderos los dos abanderados infantiles, y algún tiempo después se decidió que fueran los dos abanderados infantiles del año anterior los que se encargaran de hacer de diablillos.
La figura del abanderado infantil surgió como algo excepcional que no pretendía tener continuidad. De hecho, su promotor, que había pedido esa excepción para su primogénito, pretendió donar su pequeña bandera para la subasta del Cristo. Pero los responsables de los distintos estamentos que se ocupaban de organizar las fiestas del Cristo del Olvido decidieron que el abanderado infantil tuviera continuidad, dado que la espera para ser abanderado mayor puede ser de muchos años. En la actualidad es de 20 ó 25, y muchos niños son inscritos antes de nacer, en cuanto se conoce que son varones.
Con estas y otras iniciativas a finales de los 70 y principios de los 80 la crisis se remontó y se produjo el renacimiento de la Compañía de Alabarderos con la participación de un gran número de adultos, gozando en la actualidad de gran vitalidad y atractivo entre los orgaceños.
Lectura recomendada: MORALEDA Y ESTEBAN, Juan de : La soldadesca.- En El Castellano, 14 de julio de 1920, pp.1-2.
Tema relacionado: Hermandad de Ánimas
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(1) JIMÉNEZ
RODRÍGUEZ, Isidoro: La alabardas del Cristo del Olvido,
una tradición recuperada para estas fiestas.- En La Voz
del Tajo, 28 de agosto de 1987.
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