Muchas veces hemos observado que los documentos conservados en los archivos son, en realidad, la memoria de la gente corriente, del pueblo, en definitiva. La mayor parte son prueba de sucesos ordinarios, cotidianos, pero precisamente por ello dan la medida de una sociedad y una época, tanto o más que las grandes creaciones o los hechos espectaculares. Los documentos que hoy os presentamos son testimonio de una simple anécdota, una cuestión de rutina, pero que refleja el ambiente en La Mancha durante la Restauración, cuando pervivían aún muchos abusos de los propietarios más acaudalados para con las personas más pobres, abusos casi siempre envueltos en impecable cobertura legal. Los menesterosos a veces estallaban en revueltas, pero era más habitual encontrar expresiones solapadas de su descontento, como los anónimos y pasquines.
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