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ORGAZ Y LOS CAMINOS

Camino real de Toledo a Sevilla


 

Altos montes toledanos
que competís con los cielos
siendo de las fuentes velos
a donde os mirais ufanos.
Senderos que entre las peñas
al más solo peregrino
le váis mostrando el Camino
Real, por reales señas.

Lope de Vega
(Las dos bandoleras)


El Camino real de Toledo a Sevilla: su itinerario, sus ventas y sus trajines


Este camino fue durante varios siglos la vía principal de comunicación de Castilla con Andalucía, ya que, una vez cruzaba Sierra Morena, se diversificaba, conduciendo al viajero no sólo a Córdoba, Sevilla y Cádiz, sino también en dirección a Granada y Málaga.
La duración del viaje hasta Sevilla, salvo incidencias, solía ser de diez días. Viaje, en verdad, pesado e incómodo en aquellos tiempos, a causa del mal estado de los caminos, aunque se llamaran Reales y de la Plata. Leguas y más leguas, a menudo por campos desérticos, con treinta ventas, casi todas míseras, único refugio para el caminante que necesitaba  albergarse o dormir en ellas.

Etapas del camino

El camino se hacía por lo general en tres grandes etapas, intercalando un día de descanso cada tres días de viaje. En el supuesto de partir de Toledo al comienzo del día, este sería el transcurrir de la primera etapa del viaje, que se hacía en los tres primeros días:

Salida

Toledo 
 
  Ventas de Diezma  
Almuerzo
Orgaz  
  Los Yevenes  
Primera noche
Las Guadalezas  
  Venta del Arazután  
  Venta de la Zarzuela  
  Malagón  
  Peralvillo  
  Argamasilla  
Segunda noche
Ciudad Real  
  Caracuel  
  Argamasilla  
  Almodóvar del Campo  
  Venta de Tartaneda  
Tercera noche
Venta del Alcalde Primer día de descanso

 A partir de aquí el viajero, tras cruzar sierra Morena, llegará a Córdoba, donde descansará un día, y al siguiente proseguirá su camino a la ciudad del Betis, pudiendo elegir entre dos rutas: por Posadas, Peñaflor y Tocina, tránsito peligroso, o por Écija y Carmona. Por Posadas había a Sevilla, 21 leguas, y por Écija 22.

Recorrido del camino

D. Luis Astrana, en su obra "Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra" (1), siguiendo los pasos de Cervantes a lo largo de este camino que tantas veces debió recorrer, nos hace una descripción de su itinerario, sus ventas, y sus trajines. De esta obra tomamos las informaciones que siguen.

"El viaje desde Toledo a Sevilla hacíase entonces, ya en carruaje o ya en caballos de posta, en ocho etapas, a razón de unas ocho o nueve leguas al día. Así se deduce de contratos del tiempo y de varios documentos oficiales. Y cada tres días se descansaba uno. Esto, claro es, no regía con los viajes particulares, donde todo posesor de coche, litera o caballo emprendía las jornadas a su antojo. Según el citado Repertorio de Pedro Juan Villuga, de Toledo a Córdoba, sitio obligado de parada, había cuarenta y nueve leguas y media; y de Córdoba a Sevilla, veintidós por Écija y Carmona, y veintiuna por Posadas, Peñaflor y Tocina. De modo que, por la ruta más larga (y más practicable), de Toledo a Sevilla había setenta y un leguas y media, y por la más corta (peligrosísima siempre en el trayecto de Sierra Morena), una menos. Conque el viaje desde la Ciudad Imperial a la del Betis, contados los dos días de reposo, duraba justamente, a menos que algún azar lo retrasase, diez días.

Conviene advertir que el antiguo camino real de Toledo a Sevilla, denominado de la Plata, que vamos a recorrer detenidamente con Cervantes, por haberlo éste inmortalizado, era el principal en su tiempo para atravesar, bajando desde Ciudad Real y Almodóvar del Campo, la cordillera Mariánica, pues hasta mediado el siglo XVIII no se abrió el de Despeñaperros. Llamábase también por los andaluces Camino Real a la Mancha, y fue en épocas remotas la vía de comunicación más breve y frecuentada entre Córdoba y Castilla, y la que utilizaron casi siempre los musulmanes cordobeses en sus expediciones guerreras al Centro y Norte de la Península. Por iguales razones, fue asimismo, durante las centurias XIII a la XVII, el trayecto preferido de los viandantes cristianos entre Andalucía y la Mancha. "

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Camino real de Toledo a Córdoba y Sevilla
  Aumentar tamaño Mapa de los lugares y ventas cervantinos en el camino real de Toledo a Córdoba y Sevilla (2)
(Tramo de Toledo a Ciudad Real)

 

Partiendo de Toledo, y "caminando desde el amanecer, según costumbre, el primer punto que se tocaba, luego de dejar a la derecha Cobisa y Burguillos y a la izquierda Nambroca, era las Ventas de Diezma, a dos leguas y media de Toledo, no lejos del Monte Marica y a la derecha del río Valdecabra, que más adelante cruzábase por un puentecillo. Hace ya dos siglos que no queda de ellas el menor rastro.

Desde allí, bajando por entre Chueca y Almonacid, y pasada Villaminaya, que quedaba a la izquierda, entrábase en el término de Orgaz, donde se almorzaba y descansábase un rato. Pertenecía entonces Orgaz, villa muy antigua, al conde de este título; el número de vecinos llegaba a setecientos, y las casas eran regulares. Su riqueza consistía, principalmente, en el vino, aunque se cogía algún trigo y cebada y criábanse cabras y ovejas. La iglesia parroquial tenía por patrono a Santo Tomé apóstol. Dentro del pueblo había dos ermitas, Nuestra Señora de la Concepción y San Andrés; y extramuros, tres, Nuestra Señora del Socorro, San Benito y Santiago. Las Relaciones topográficas de 14 de Febrero de 1576 califican de muy bueno al hospital.

Desde Orgaz, ya a cinco leguas de Toledo, seguíase a Yébenes, cruzando la Sierra del mismo nombre, una legua adelante. Yébenes, parte del cual pertenecía a Toledo y parte a la Orden de San Juan, era pueblo de unos seiscientos vecinos. En sus montes abundaban los lobos, zorras y conejos; algunas veces se cazaba el jabalí, y otras, liebres y perdices. Cogíase trigo y vino; pero el terreno, aunque bañado por el río Algodor, pecaba de pobre y desolado. A dos leguas, por entre parajes desérticos, con montes de más de mil metros de altura (los de Cubos y Dorado) y sin divisarse ningún poblado en torno, se llegaba a Las Guadalerzas, en cuya venta hacíase noche.

Venta de San Juan de Dios o de Guadalerzas (siglo XII) . Foto: José Manuel Navia (3)

Otras dos leguas más allá, a la derecha de la ruta y en la misma campal desolación, estaba la Venta del Arazután o de Darazután, donde coloca Luis Vélez de Guevara el tranco V de El Diablo Cojuelo. Por más que, a mi juicio, Luis Vélez la confunde, pues dice que estaba en Sierra Morena, con la venta Darán o de Orán, allí ubicada, en efecto, y a la cual llegaremos después, por hallarse en la ruta, y, precisamente, en Sierra Morena.

Todavía prolongábase el descampado otras dos leguas, hasta la Venta de la Zarzuela, ya en los fines de la provincia de Toledo; y otras dos adelante, principio de la de Ciudad Real, entrábase en la villa de Malagón.

[...] En Malagón, honrado y laborioso, empezaba, propiamente, la Mancha calatraveña de Cervantes. Desde allí, a dos leguas de ruta, pasábase aprisa por Peralvillo, o Peroalbillo, lugarejo de sangrienta memoria, citado en El Ingenioso Hidalgo , donde asaeteaba a los facinerosos condenados a muerte la (tan odiada por Don Quijote) Santa Hermandad. A menudo veíasela visitar las ventas de aquellos parajes, en busca de «golfines» (ladrones, salteadores y asesinos), con sus ballestas al hombro, sus medias varitas verdes en la mano y sus vestidos del mismo color . En seguida cruzábase el «tortuoso» Guadiana, como le llama Miguel (Quijote, I, XVIII); y dos leguas más al Sur, a dieciocho ahora de Toledo, aparecía Ciudad Real, segunda etapa del viaje, donde se pernoctaba. Los correos de postas, sin embargo, solían adelantarse y rendir jornada en Caracuel.

[...] Tornando otra vez a la ruta, a la izquierda y fuera de ella, y una legua antes de llegar a Almodóvar del Campo, encontrábase Argamasilla, entonces Argamasilla a secas, después Argamasilla de Calatrava, la única Argamasilla a que aludió, por tanto, Cervantes, y lugar donde los famosos académicos epitafiaron a Don Quijote . Todo el trayecto, como va e irá viéndose, está lleno de recuerdos cervantinos, recogidos en los muchos viajes de nuestro autor por él.
 
[...] Tal era el pueblo de los académicos argamasillescos «El Monicongo», «El Paniaguado», «El Caprichoso», «El Burlador», «El Cachidiablo» y «El Tiquitoc», que epitafiaron a Don Quijote, a Dulcinea, a Rocinante y a Sancho Panza. ¿A quiénes aludió Cervantes? ¿Qué sentido dar a sus burlas? Se ignora. Pero todo en los genios tiene un sentido.

 Almodóvar del Campo, paso obligado de esta ruta tan ligada a la Primera Parte del Quijote y a algunas de las Novelas ejemplares, era la capital de la comarca: antiguo país de límites inciertos, fértiles valles y ásperas sierras, que el Edrisí elevaba a la categoría de provincia con el nombre de Balalita, y que se extendía, desde los Pedroches cordobeses, pasando por los campos de Alcudia, hasta buena parte de los de Calatrava. Hay ya noticias de Almodóvar del Campo desde el siglo IX, y su completo historiador, Edgar Agostini, habla, sin asegurar que existiera población en la Antigüedad, de las dos calzadas romanas que lo unían con Córdoba. «Una de las dos calzadas (escribe), la que pasaba por Pedroche y Puerto Mochuelo,  es precisamente el itinerario de Córdoba a Toledo desarrollado por Edrisí. La segunda, la que pasaba por Adamuz y Conquista, es el camino que más tarde siguieron las postas de Madrid [la ruta de que estamos tratando], por Ciudad Real, Caracuel, Almodóvar, Venta de la Alcudia, Conquista, Venta del Puerto, Adamuz y Córdoba. Otro camino atajo llegaba de Almodóvar, por Puertollano y Mestanza, a Andújar, y más tarde a La Carolina. Todo esto también está corroborado y completado en el Libro de Sesiones del Ayuntamiento de Almodóvar en el año 1680: la calzada de Córdoba salía de Almodóvar por la actual ermita de San Sebastián y por el Puerto de Navalromo; la de Adamuz-Montoro, por la desaparecida ermita del Espíritu Santo, junto al olmo tradicional; la de Andújar, por la ermita del Calvario, siguiendo la orilla meridional de la Laguna, donde se observa todavía el empedrado, en dirección de Puertollano» .

diligencia

[...] Los mismos informantes sitúanlo en la provincia del maestrazgo de Calatrava, intermedia  y final de la Mancha, Castilla y Andalucía, al pie y entrada de Sierra Morena, en el camino real antiguo de Castilla la Vieja y Toledo, del que dista 24 leguas, a Andalucía .

En el término de Almodóvar del Campo, en dirección a Córdoba, se encontraban muchas ventas y parajes cervantinos, de que en seguida hablaremos. La villa tenía como anejos los lugares siguientes: Tirteafuera, Retamal, Abrazatortas o Brazatortas, Navacerrada, San Benito, La Perdiguera, Valdehernando, Carnerero y La Viñuela. Se celebraban dos ferias, la una por el día de San Martín, y la otra por el de San Juan Bautista. El pueblo, anteriormente de la Orden de Calatrava, de cuyo monasterio distaba cinco leguas, pertenecía entonces al Rey, como maestre de todas las Órdenes, y era la cabeza del partido.

[...] Y continuemos el viaje por el mismo camino Real de la Plata. A dos leguas estaba la Venta de Tartaneda, que menciona Villuga, pero que no menciona Meneses por olvido, pues funcionaba aún en 1649. Su posición, si existiera, correspondería actualmente al punto de cruce del ferrocarril Madrid-Badajoz con el río Ojailén, cerca de la estación de Veredas, frente a la aldea de Brazatortas. Pertenecía en 1576 a María del Olmo y valía 500 ducados.

A la derecha de la ruta, como a diez kilómetros a Occidente, al asomar a la solana del valle de Alcudia por el huerto de Tres Ventas, junto al río de la Cabra, hallábase la Fuente de la Pizarra, aludida por Cervantes en La Ilustre Fregona, cuando dice que Avendaño y Carriazo salieron en Valladolid «a ver la fuente de Argales, famosa por su antigüedad y sus aguas, a despecho del Caño Dorado y de la reverenda Priora, con paz sea dicho de Leganitos y de la extremadísima fuente Castellana , en cuya competencia pueden callar Corpa y la Pizarra de la Mancha». De esta fuente y de la exquisitez de sus aguas tendría conocimiento por trajinantes, cuadrilleros o mozos de mulas de aquellas ventas.

Dos leguas más allá de la de Tartaneda, hallábase la del Molinillo. Cervantes la sitúa así en el texto primigenio de Rinconete, compuesto en Sevilla: «En la venta del Molinillo, que está en los campos de Alcudia, viniendo de Castilla para la Andalucía, ya en la entrada de Sierra Morena...»

La Venta del Molinillo pertenecía entonces no como venteros, sino como propietarios, a María y Francisco Delgado (de familia prócer, emparentada con Juan de Ávila), y era la mejor de todas las del contorno, a excepción de la del Alcalde, pues valía 1400 ducados. Su emplazamiento, según la documentación de los Itinerarios de Agostini y Gallego, radicaba en el quinto llamado «Cerro Verde», inmediato a los terrenos de «Nava la Grulla», a la izquierda del camino. Llamábase del Molinillo por uno instalado en la presa del arroyo de que nace el río Tablillas. Tenía de fachada, que miraba al Oeste, sesenta y dos varas, y de fondo, cuarenta y dos. En 1602 moraba en ella la viuda de Alonso Caro. Sucesivamente, claro está, pasó a diferentes dueños. De documentos inéditos que me facilita mi citado buen amigo Sr. Agostini, estantes en el Archivo Municipal de Almodóvar del Campo, se extraen noticias curiosas y sucesos acaecidos en la Venta. En 1666, el portal o cobertizo en que jugaran a los naipes Rincón y Cortado, se transforma en oratorio embovedado, con sus ornamentos, misal y cáliz de plata para celebrar el santo sacrificio de la Misa, autorizado por bula de Su Santidad. Cuatro años después, siendo ventero Eugenio Ruiz de Arévalo, casado con María Alonso, una mañana, 7 de Agosto, hallándose Eugenio sentado en el portal, llegaron diez o doce hombres, unos a pie y otros a caballo, por el camino de la Bienvenida (venta al Noroeste, apartada de aquella ruta). Salieron a atenderles un postillón, un herrador de los caballos de las postas y tres criados. Pidieron de beber, y cuando Eugenio servía al que llamaban «Capitán», el conocido por «Sargento» diole de palos con un  arcabuz y le derribó. Acto seguido, por la puerta del corral entraron otros siete hombres, a la cabeza de los cuales marchaba un tal Juan de Salazar con la espada desnuda, y repartieron palos y golpes, incluso al cura que iba a decir misa; encañonaron a todos con las pistolas, los metieron en un cuarto, que cerraron por fuera, dejando a la puerta dos bocas de fuego, y robaron ropas, dinero, alhajas y caballerías. Pidieron la guitarra, tocaron, cantaron, cenaron y se fueron. Ya de noche, muy oscura, los prisioneros sintieron abrirse el cuarto, y vieron a algunos pasajeros (seis de ellos con heridas) a quienes acababan de desvalijar los bandidos. No pudo detenérseles. Al parecer se trataba de gitanos extremeños.

[...] De la Venta del Molinillo se pasaba a la venta del Alcalde, «que está media legua más adelante», como escribe Miguel con exactitud, pues distaba una de otra justamente, en medidas de hoy, 3000 metros. Hallábase enclavada, al pie mismo de la Sierra, en el sitio del valle de Alcudia denominado quinto de «Minarrica y Cotofía». Su fachada, al Oriente, comprendía sesenta varas, y su fondo diez y seis. Componíase de un cuarto dormitorio, de suelo cuadrado; sala cocina, granero, dos cuartos y pajar a sola teja. Era, pues, bastante más pequeña que la del Molinillo; pero edificio mejor, pues valía, como se ha dicho, 1500 ducados, mientras la otra, 1400. Tenía correo de postas y pertenecía a la sazón a hijos de Esteban Sánchez. .../... El 8 de Marzo de 1797, diez bandidos montados y armados, llegan a la Venta, llévanse dos fanegas de cebada y un caballo bueno, a cambio de otro viejo; suben al puerto, roban a siete molineros de aceituna que vienen de Andalucía, y los rondines no los alcanzan, porque huyen a Conquista.

[...] Aquí, como la mejor venta de la ruta, que tenía, según hemos dicho, correo de postas y era fin de jornada y servíase de comer, haría noche Cervantes, deteniéndose un día, que ya eran tres de viaje, para descanso de su persona y cabalgadura.

[...] La misma Venta del Alcalde y también la del Molinillo, como lugares  de mucha concurrencia, prestábanse en un observador como Miguel al estudio de tipos populares de la más diversa índole, así manchegos como de otras regiones castellanas o andaluzas, por ser tránsito obligado, especialmente, de Madrid a Sevilla y de Sevilla a Madrid. Algunas veces, igual en invierno que en verano, el fin de jornada se prolongaría, a causa de nieves, lluvias u otros contratiempos. Allí se jugaría a los naipes, dados y demás juegos, se cantaría y se bailaría. Ya hemos visto (aunque el suceso ocurre casi un siglo después) pedir en la Venta del Molinillo unos bandoleros la guitarra. La había en todas las ventas. Además, en ocasiones eran visitadas de propósito por comediantes, no digo por compañías de ellos, que casi siempre irían de paso y no se detendrían a trabajar ; pero sí por bojigangas, garnachas, cambaleos, gangarillas y ñaques, y no digamos por bululús y titereros del corte de Maese Pedro, cuya función inmortaliza Cervantes en otra venta, ésta ya en la Mancha de Montearagón ."

 Aquí abandonamos a nuestro viajero , que tras cruzar sierra Morena  llegará a Cordoba donde descansará un día, y al siguiente proseguiá su camino a la ciudad del Betis, pudiendo elegir entre dos rutas: por Posadas, Peñaflor y Tocina, tránsito peligroso, o por Écija y Carmona.  Por Posadas había a Sevilla, 21 leguas, y por Écija 22.

La duración, salvo incidencias, habrá sido de diez días. Viaje, en verdad, pesado e incómodo en aquellos tiempos, a causa del mal estado de los caminos, aunque se llamaran Reales y de la Plata. Leguas y más leguas, a menudo por campos desérticos, con treinta ventas, casi todas míseras, terrible refugio cuando fuera menester albergarse o dormir en ellas.


El camino de Toledo a Sevilla se cruza con la carretera que se dirige al puerto de Yébenes. Al fondo Orgaz
Fotor: Santiago Gómez

 

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(1) ASTRANA MARIN, Luis: Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra. Tomo IV,  Capítulo XLVI.- Alicante: BibliotecVirtual Cervantes, 2001.-
Edición digital basada en la de Madrid, Instituto Editorial Reus, 1952.- Disponible en: http://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/34138396433848160432680/p0000002.htm#3 .- [Consulta: 10.09.2002]

(2)Tomado de ASTRANA MARIN, Luis: Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra. Tomo IV,  Capítulo XLVI

SIGNOS CONVENCIONALES.
-En trazo rojo: Antiguo camino real de Toledo a Córdoba y Sevilla.
-Triángulos negros: Ventas en tiempo de CERVANTES.
- En trazo negro: Ríos y arroyos. - En trazo negro continuo: Carreteras modernas.
- En trazo negro entrecortado: Ferrocarriles.
- En trazo de cruces: Límite de provincia.
- Punto negro: Pueblo. - Círculo: Cabeza de partido.
- Punto y círculo: Capital.

(3) Imagen tomada de : LLAMAZARES Julio:  El viaje de Don Quijote. La derrota de Sierra Morena.—En El País,  12-08-2015

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Creación: enero 2003 / Última modificación: