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ORGAZ Y LOS CAMINOS

Caminos musulmanes

 


Sumario:
Introducción
Caminos de Córdoba a Toledo

El camino de Tariq
Camino de la Batalla de Guazalete (854) Flecha
Derrota de los bereberes (Guazalete ,742)
Camino de las Navas de Tolosa

 

Camino de la Batalla de Guazalete (Año 854)


  Puente de Villaverde … bajo él discurre el tramo inicial del río Guadacelete o Guacelete, debiendo hallarse próximo a él  el lugar de la batalla celebrada en el año de 854, como respuesta a la derrota sufrida por las tropas del príncipe Alhakam, en tierras de Andujar , en abril de este mismo año …” (1)


La oposición existente entre Toledo y Córdoba fue una constante en la época musulmana. No era un problema religioso sino un problema de independencia. El espíritu de independencia de la población toledana podía deberse a que ningún linaje desempeñó en Toledo un papel hegemónico, en Toledo se sublevan familias antiguas del mundo andalusí de origen árabe. A lo largo del siglo IX, se sucedieron las  sublevaciones, a las que  el poder cordobés reaccionó con vigor enviando expediciones militares para conseguir la sumisión de los insurgentes, para  obligarles al pago regular de impuestos, a colaborar con las  tropas con motivo de la campañas de verano organizadas contra los enemigos de los Omeyas y a no aliarse con estos últimos. (2)

Malestar y sublevación de Toledo

En el año del 852, tras la muerte del emir Abderramán II, los toledanos se levantaron en armas (ya lo habían hecho en otras ocasiones) frente al Emirato de Córdoba, atacando y tomando el castillo de Calatrava. Apresaron al gobernador de Toledo, y le canjearon por rehenes toledanos que estaban en Córdoba desde otra revuelta que hubo en 835.

   
 

Arroyo Guazalete

Esta batalla toma el nombre del Arroyo Guazalete, cuyo nombre provine del árabe “ Wadi Salit”, que en los diversos autores y épocas aparece citado con denominaciones diferentes: Celet, Guadaçalet, Guadazalete, Guazalete (3). Discurre por el término de Orgaz, y que recibe diferentes nombres en los distintos tramos de su curso. Su nacimiento tiene lugar en la ladera Norte de la Sierra de los Yébenes, concretamente en el barranco que se forma entre Sierra Gorda, de 1.158 m. de altitud, y el Castillejo, de 1.204 m. En su nacimiento, el Guazalete recibe el nombre de Arroyo de la Solanilla, se dirige enseguida más hacia el Este y pasa por el poblado de Arisgotas, del cual toma entonces el nombre de Arroyo de Arisgotas. A la salida del pueblo se dirige hacia el Norte, paralelo durante un par de kilómetros a la Cañada de las Merinas y, a partir de aquí, recibe el nombre de Arroyo de la Dehesa de Villaverde, para tomar su nombre definitivo de Guazalete cerca ya del pueblo de Villaminaya, antes de desembocar en el Tajo, con el nombre de Arroyo de Monchares, a la altura del Caserío de Valdecabra Baja, unos 11 km. al Este de Toledo.

Puente de Villaverde
Arroyo Guazalete bajo el puente de Villaverde.
Foto: Santiago Gómez

En la primavera de 853 Al-Hakam, hermano del nuevo emir Muhammad I, recuperó el castillo de Calatrava. Pero en verano las tropas cordobesas fueron sorprendidas por los rebeldes toledanos en la Batalla del Jándula (cerca de Andújar) causándoles numerosas bajas y saqueando su campamento.

Con la sucesión en el trono omeya de Muhammad I en septiembre del 852 se endurecieron las medidas contra los cristianos, lo que dio origen a las revueltas que acabamos de relatar:

 “En el 850 estallaron además violentas convulsiones entre cristianos, quienes manifestaron su voluntad de mantener su identidad frente a la creciente arabización que se estaba manifestando en la sociedad.
[....]
Y la prosperidad iniciada durante el reinado anterior se vio salpicada de pronto por sucesivas sublevaciones, que intentaron hacer frente al poder cordobés. Y la mayoría de las revueltas estallaron en las regiones fronterizas como suele ser habitual” (4)

Eulogio de Córdoba, que sería obispo de Toledo,  explica las causas de estos levantamientos de los toledanos frente al emirato de Córdoba, y cómo los toledanos llegaron a derrotar a los ejércitos del emir (en Andújar), si bien finalmente fueron vencidos junto al Guazalete en Toledo:

“Y como éste [ el emir Muhammad I ] gobernaba tiránicamente a su capricho todas las ciudades de Hispania que su padre había subyugado y ocupado ganándoselas con su fuerte autoridad, su poderosa y señalada inteligencia y una generosa dispensa de premios, por todas partes surgían rebeliones y guerras que le causaban gran quebranto; por ello, y sobre todo porque veía a su ejército vencido y rechazado de varios lugares y se lamentaba de que por doquier se debilitaba y de que por doquier iba a peor, aplazaba para un futuro  la ruina y perdición proyectada hacía tiempo contra nosotros y ejecutaba con lenta y tarda energía la ruina de las iglesias....” (5)

Frente a la minoría árabe que controlaba Al-Andalus, en Toledo se formó una coalición de muladíes, mozárabes y bereberes (6), cada colectivo movido por motivos diferentes. Sus causas, como hemos visto, eran de tipo interno como la corrupción del gobierno,  los problemas que afectaban a los cristianos que residían dentro de las fronteras musulmanas, o los litigios entre el emir y sus representantes territoriales , tal como explica Martín Gamero:

"Esta plaza [Toledo] con las de Zaragoza, Tudela y Huesca se declaró independiente. La causa de ello aseguran  que fue el  haber sido depuestos el renegado y su hijo Lobia o Lupo, que desempeñaban respectivamente  los gobiernos de Cesaraugusta [Zaragoza] y Tolaitola [Toledo], a consecuencia de cierta derrota, que los muslimes al mando del primero sufrieron en Hins Albeyda (7)

Los toledanos pidieron ayuda al rey cristiano Ordoño I de Asturias, que envió a su hermano Gastón de Asturias con una numerosa hueste.


Camino del emir hacia Toledo

El emir Muhammad I alertado de la sublevación de los toledanos y de su alianza con los reinos cristianos, se puso al frente de un ejército dispuesto a sofocar la revuelta, encaminándose desde Córdoba hacia Toledo. Sánchez Albornoz describe el camino que recorrieron las tropas andalusíes, que transitaba por el término de Orgaz:

“Por la vía de Córdoba a Laminio y de Laminio a Consuegra y a Toledo, avanzaría el emir con sus soldados, meditando el plan de ataque a la ciudad rebelde. Mientras atravesaba por entre viñedos y trigales, éstos dorados y aquéllos florecidos al claro sol de junio —ya fatigoso en la planicie polvorienta de la Mancha— el soberano pesaría con cuidado los augurios de triunfo y las posibilidades en el fracaso”. (8)

AUMENTAR TAMAÑO
Arroyo Guazalete (azul) y Puente de Villaverde en el Camino de Toledo a Sevilla (amarillo)

Según esto las tropas del emir marcharon por la antigua vía romana de Laminio a Toledo, que posteriormente fue camino real de Sevilla a Toledo. Cuando la capital toledana quedaba a dos o tres horas de camino, las tropas islamitas se detuvieron , tal vez pasado el puente de Villaverde que salva el arroyo Guazalete cerca de Villaminaya.

D. Claudio Sánchez-Albornoz , que sitúa el lugar de la batalla entre el arroyo Guazalete , el castillo de Almonacid y la sierra de la Oliva, recrea el paraje de la siguiente manera:

"Para, lograr sus fines Mohamed acudió a la astucia y al engaño, buscó auxilio en los accidentes del terreno y supo aprovecharlos. De una parte el Guadecelete, siempre exhausto, apenas atravesado por el viejo camino cerca de Almonacid, se curvaba y se curva hacia poniente y se hundía y se hunde en la tierra a lo largo de su curso. Al cruzar el arroyo Guazalate, Mohamed encontraba por tanto ante sus ojos, en el flanco derecho de su hueste, un amplio y pedregoso parapeto. De otra parte, a la mano izquierda del ejército, se alzaban, no muy lejos, las colinas que el barroquismo regional tiene por sierras, entonces acaso cubiertas de maleza y hoy pobladas de olivos, que alineados, gordezuelos, femeninos y grises, trepan a veces; en formación perfecta hasta las mismas cumbres de los cerros. Al pie de las dos cimas hermanas de la sierra frontera al cauce vacío del arroyo, y al abrigo de los suaves alcores donde Almonacid venera a la Virgen de la Oliva, podía también el soberano esconder muchas tropas a la mirada de los exploradores de Toledo. Pero tales lugares se hallan a unas tres horas de la vieja ciudad hispanogoda y era preciso atraer a los enemigos hasta ellos." (9)

Llanuras y castillo de Almonacid
Llanuras y castillo de Almonacid. Foto: Ada Maesso

La batalla

El emir descartó el asedio y el asalto de Toledo, ciudad muy bien fortificada y defendida, por lo que decidió dar la batalla a campo abierto, tendiendo una trampa a los toledanos. El lugar escogido fue junto al arroyo Guazalete, a unas tres horas de Toledo, como hemos visto.

Para atraer a los toledanos hacia la trampa, Muhammad I marchó a Toledo con un pequeño destacamento para hacer creer que se acercaba con muy pocas fuerzas. Una vez sobrepasada la sierra de Nambroca, los centinelas toledanos dieron la alerta a los defensores de la ciudad, que cayeron en la trampa, saliendo de Toledo dispuestos a derrotar el emir al plan de Nambroca, donde aguantó la llegada de los rebeldes, hasta iniciar lo que parecía una fuga, llevando a los toledanos y asturianos hasta el lugar de la emboscada, donde lo que los rebeldes les parecía una fácil victoria se convirtió en una terrible matanza.

Aunque la información sobre la batalla es escasa, existen versiones diversas, tanto en la tradición cristiana como musulmana, de las que traigo aquí sendos párrafos como muestra:


Dicen las crónicas que finalizada la matanza, los cordobeses cortaron la cabeza a las víctimas para contar los muertos, reuniendo 20.000 cabezas, (8.000 cristianos  y   12.000 bereberes) (11). Y tal como cuenta el historiador Ibn al Athir:

"… se formó con ellas un montón tan alto como una colina y, sobre él, los musulmanes proclamaron a gritos la grandeza y la unicidad de Alah". (12)

 
Juan de Mariana: Historia General de España

Juan de Mariana: Historia General de España.- (10)


Posteriormente los vencedores cargaron las cabezas en carros para llevar el macabro botín a Córdoba, desde donde fueron enviados a varias partes de Al-Andalus y norte de África, como muestra de la victoria obtenida. A pesar de la victoria, el emir no se atrevió a atacar Toledo y los rebeldes mantuvieron su postura.

Hay autores que ponen en tela de juicio las cifras expuestas, por la tendencia a exagerar de los cronistas:

 “Hay que tratar con mucha reserva las noticias que nos proporcionan las fuentes árabes y latinas o romances sobre la participación de decenas de miles de combatientes y las bajas en número muy elevado de las fuerzas enemigas y las mínimas o inexistentes de las fuerzas propias. La propaganda y el espionaje funcionó perfectamente en los dos campos contendientes. Un ejemplo: el emir Muhammad venció en junio de 854 a los rebeldes toledanos alentados por un ejército de Gatón o Gastón, conde del Bierzo y cuñado de Ordoño I, en la batalla del río Guazalete, afluente del Tajo. Según el cronista árabe, los asturianos tuvieron ocho mil muertos y los toledanos, doce mil. De acuerdo con la costumbre, los vencedores amontonaron las cabezas de las víctimas de esta carnicería y en lo alto de la macabra pirámide un almuédano proclamaba ¡Dios es grande!: ¡Allah Akbar! y la unicidad de Dios: La ‘Ilaha il-la Allah’, 'No hay más dios que Dios', en contraposición a los creyentes de la Santísima Trinidad a los que llaman politeístas o musrikun, mientras todos los musulmanes elogiaban y daban gracias a su Dios y Señor.
Cabezas disecadas, como trofeos de guerra, fueron enviadas a Córdoba y hasta reinos del Norte de África. Los datos son increíbles y evidentemente exagerados”.(13)



Es muy ilustrativa la lectura del magistral artículo de D. Claudio Sánchez-Albonoz titulado: La jornada del Guadecelete, publicado en el Boletín de la Academia de la Historia, nº 100, 1932, pp. 691-700
.

 

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(1) ARELLANO GARCIA, Mario: Puente y presa romanos en Villaminaya.- En  Toletum: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, nº8 ,1977, segunda época.

(2) Ver
MANZANO MORENO Eduardo:  La frontera de al-Andalus en la época de los
Omeyas.-- Madrid: C.S.I.C, 1991. En este contexto se produce este episodio bélico, ocurrido a las orillas del arroyo Guadazalete, en terrenos cercanos a Orgaz.

SIMONET, Francisco Javier: Historia de los mozárabes de España : deducida de los mejores y más auténticos testimonios de los escritores cristianos y árabes.-- Madrid : Establecimiento Tipográfico de la Viuda e Hijos de M. Tello, 1897-1903, pp. 453 y 454.

(3) TERÉS SÁDABA, Elías:  Materiales para el estudio de la toponimia hispanoárabe: nómina fluvial, Volumen 1.— Madrid: Editorial CSIC  , 1986, pp.286 ss 

(4) ROMERO BARTOLOMÉ, Raúl: Hasday, el hagib del Califa: breve historia de los judíos de Sepharad hasta el siglo X.--  Madrid: Editorial Visión Libros, 2007

(5) EULOGIO DE CÓRDOBA: Obras completas. Volumen 18.--   Ediciones AKAL, 2005

(6) Muladíes: Población de origen hispanorromano y visigodo que adoptó la religión, la lengua y las costumbres del Islam;
Mozárabes: cristianos que se quedaron en territorio musulmán sin convertirse pero adoptando aspectos de la cultura andalusí, incluida la lengua árabe;
Bereberes: personas pertenecientes a un conjunto de etnias autóctonas del norte de África (también llamados Amazigh o Imazighen, "hombres libres"). 

(7) MARTÍN GAMERO, Antonio: Historia de la ciudad de Toledo, sus claros varones y monumentos.- Toledo: Imp. de Severiano López Fando, 1862.
El renegado es Muza el Jedaí, cristiano convertido al islam y  Lobia o Lupo, su hijo, era a la sazón el wali de Toledo (Tolaitola)

(8) SANCHEZ-ALBORNOZ, Claudio: La jornada del Gadecelete.-- Boletin de la Academia de la Historia, nº 100,1932, pp. 691-700

(9) Ibidem

(10) MARIANA, Juan de: Historia General de España.- Madrid: Gaspar y Roig editores, 1855, p. 227
Hacia el año 740 llegaron de Oriente tropas sirias para sofocar las revueltas que había en en norte de África  y para ayudar a vencer la resistencia de los visigodos en España.

(11) LÉVI-PROVENÇAL: España musulmana (711-1031): La conquista, el Emirato, el Califato.—En  MENÉNDEZ-PIDAL, R. : Historia de España , Tomo IV.—Madrid:  Espasa-Calpe, 1950.

12) ESTORNÉS LASA, Bernardo:  Batalla de Guadalacete.—En Auñamendi Eusko Entziklopedia. Disponible en:  http://www.euskomedia.org/aunamendi/56898

(13) BERMEJO VALLVÉ, Joaquín : El tiempo de los moros.—En  BENITO RUANO,  Eloy (Ed.) : Tópicos y realidades de la Edad Media, Volumen 1.-- Real Academia de la Historia (España). 2002, págs. 79-104

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Creación: mayo 2003 / Última modificación: